...y los caminos se bifurcan, y tienes que elegir, no queda tiempo, porque también el tiempo decidió esfumarse, como el vapor de agua después de una tormenta de verano, y estás en este laberinto de gente que sólo te acompaña si tienes la contraseña correcta, la ropa adecuada, el trabajo decente, la pareja estable y el dinero: contante y sonante, y parecemos libres cuando bebemos y fumamos delante del escaparate del k toca enfrente, inalcanzable, dios de música que dura lo que dura la noche, y los bises de propina, y me tengo que creer que somos libres, y tengo que aprender a creer que existe la felicidad en la ciudad de las calles que nunca terminan.
y si no, a volver al inicio, hasta k aprendas.