"La gentes cruzan el mundo en la actualidad
sin apenas recordar que poseen un cuerpo y en él la vida,
Y hay miedo, hay miedo en el mundo de las palabras que designan el cuerpo
Y se habla favorablemente de la ropa, De pantalones ...
Como si por las calles fueran las prendas y los trajes vacíos por completo
Y un oscuro y obsceno guardarropas ocupara el mundo..."
Neruda
...Era verano. el tibio sol acariciaba los cuerpos desnudos. Unax caminaba con determinación, como si su piel volase sobre sus largas piernas. Nadie miraba a nadie, puesto que no había nada que descubrir. Todo era tan real y transparente, sin huecos ocultos, que el factor sorpresa carecía de significado. Naturalmente palabras como prejuicios, hipocresía o voyeurismo se esfumaron en algún lejano giro planetario. Sin embargo, a veces, volvían en forma de ecos, como fantasmas atrapados en el tiempo...
Unax no tenía ni idea que hacer con aquel extraño pedazo de tela en forma de piernas huecas, áspera al tacto, con algunos agujeros horadando el azul gastado, rescatado del almacén de Restos Arqueológicos Sin Clasificar. Le echó una ojeada e instintivamente se lo enfundó metiendo unos de los dos tubos estrechos primero por un pie, luego por el otro, hasta encajar el hueco más ancho alrededor de su cintura.
Salió a la calle, comenzó a caminar y sucedió algo insólito, sus ojos tropezaron con un par de ojos que pasaban por su lado, en ellos notó un matiz que jamás había apreciado antes: sorpresa. Poco después otro par de ojos se volvieron a posar sobre sus piernas cubiertas, esta vez con incredulidad; decidió seguir experimentando sensaciones. Al poco rato notó una mirada llena de curiosidad que le recorría de arriba abajo... luego noto una especie de risa burlona, interés, desaprobación, envidia.... La oleada de sensaciones era tan intensa que no fue capaz de aguantar más de 5 minutos.
Unax detuvo su paseo experimental, se bajó inmediatamente la tela fosilizada, la enrrolló y la lanzó tan lejos como pudo, lejos de las miradas inquisitivas. Continuó caminando y se alegró al comprobar que los ecos desaparecieron tan pronto como se deshizo de aquella reliquia del pasado.
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