domingo

ALTERACIONES SENSORIALES

Ella sufría DEC (duda existencial crónica). Hablar de su problemática con sus amistades; consultar a un par de psicólogos especializados; dejarse abducir por la iglesia Adventista; viajar a la India; hacer el camino de Santiago; leer las obras completas de los grandes pensadores y filósofos de nuestro tiempo; las clases de yoga, meditación trascendental..., Ninguna de las alternativas recomendadas consiguieron arrancarle las persistentes dudas de su cabeza.
Cierta mañana densa de pensamientos, Ella decidió descargarse caminando hasta el Centro. Paseaba su mirada perdida por las estanterías del MadridRock, cuando se quedó hipnotizada ante una carátula de vivos colores extrañamente desubicada en la sección PopRock Alternativo Internacional: "Cuba, Cuba! Manolito, El médico de la Salsa". Movidos sus dedos por un impulso fuera de toda razón justificable, agarró el CD, pagó en caja, una vez en la calle introdujo el disco en el walkman y se enchufó los audífonos Sony MDR-E818LP. En cuestión de segundos Ella quedó convertida en la burbuja reproductora de un ritmo caliente, dulce y machacón, flotando en medio de una ciudad encogida y rasgada por el frío invernal.

Las enfermizas dudas existenciales se desvanecían absorbidas por la cadencia de la percusión, el mambo de los metales y el fraseo improvisado de los largos temas de más de 8 minutos de auténtica energía caribeña.

Ella caminó durante 45 minutos a la deriva, movida únicamente por el son medicinal. Dejó de sentir su cuerpo, mientras se vaciaba de pensamientos. El objetivo original del viaje de aquella mañana al Centro se perdió entre maracas y timbales.

Cuando la rueda del lector terminó de girar, la burbuja explotó y Ella chocó irremediablemente sobre la dura ciudad de hielo dándose de bruces contra un cristal trasparente sobre el que colgaba un llamativo cartel: Chile 0,14 el minuto Colombia 0,14 el minuto Costa Rica 0,18 el minuto Cuba 0,35 el minuto... Sin saber porqué o quizás para guarecerse de la realidad entró en el Locutorio. Pronto fue consciente de que no tenía a nadie fuera de sus fronteras con quién mantener una conversación teléfonica por muy económica que resultara, así que se dirigió a uno de los ordenadores libres enfilados contra la pared y comenzó a navegar através de la Gran Malla Mundial. Entró en el típico buscador y escribió, llevada por uno de sus automatismos mentales:"cuba, musica, salsa". Repentinamente alguien surgió de la pantalla de su ordenador, Ella giró la cabeza y el reflejo se transformó en un tipo interesante que curioseaba por encima de su hombro.

-"hola mi amó, ¿cubana?", susurró Él marcando profunda, pero suavemente la m de "amor"
- no, soy de aqui.... contestó Ella

En poco tiempo la clásica conversación, en principio vacía de todo contenido, se fue por los "cerros de úbeda" y ambos acabaron en el bar colindante al locutorio, los ojos brillantes, las pupilas dilatadas y un par de mojitos entre las manos, que se fueron multiplicando peligrosamente según avanzaba la tarde. Pronto descubrieron que apenas tenían puntos en común, excepto que ambos huían del invierno, sin embargo ese único punto resultó trascendental en cuando se hizo noche cerrada, para hacerse un hueco mutuamente entre las sábanas de una sencilla, cálida y barata habitación de hotel. Las palabras sobraban. Sus cuerpos se mezclaron rápidamente como el nescafé en leche caliente. Ella sintió como se deshacía de los pies a la cabeza quedando reducida a los 10 gramos de un dulce azucarillo. Amaneció.

Después de desayunar abundantemente, ambos se despidieron con toda la ternura acumulada durante la tórrida noche de pasión. Ella bajó al metro, El siguió su destino.
Al llegar a casa, Ella durmió durante durante 12 horas seguidas completamente vacía de pensamientos. Ni un sólo sueño entorpeció el camino hacia su recién nacida libertad.

1 comentario:

hoffen dijo...

ahh, estoy casi segura de que no leeras este comentario pues es un post que escribiste hace algún tiempo. Si no has ido aún a Cuba, deberías buscar la forma de hacerlo. La Habana te va envolviendo como si fueras humo de un tabaco entre el son, el calor, el sudor, y la gente que está dispuesta a entregarlo todo.